Una imagen vale más que mil palabras, y más hoy, cuando la televisión y la gran pantalla, las nuevas tecnologías, Internet; todo en nuestra cultura parece transmitírsenos en imágenes. El marketing, de mil formas distintas, llega a ser casi un medio de supervivencia. ¿Quién no mira la marca a la hora de vestir?
Hay que cuidar la imagen. Para vender cualquier producto hay que venderse primero a sí mismo.
Si la imagen es fundamental en nuestros días, tanto más en el ámbito laboral. Ya desde el primer momento, a la hora de la entrevista de trabajo, es esencial el aspecto corporal, la forma de comunicarnos y el mensaje que transmite nuestro cuerpo. Por encima de todo, la sensación de seguridad y confianza en uno mismo, la autoestima. La cuestión está en saber proyectar aquello que profesionalmente más deseamos, en sano equilibrio con una imagen correcta y personal.
El mundo contemporáneo exige a los ejecutivos ser más competitivos. Por ello, la imagen y actitud de credibilidad y seguridad que un profesional puede llegar a proyectar, se ha convertido en una herramienta fundamental a la hora de promover la confianza e imponer un grado de superioridad, liderazgo y poder.
Según los expertos, todo profesional que ejerza puestos de dirección y desee obtener un mejor desempeño, tanto de sus labores, como de su equipo de trabajo, debe aprender a desarrollar una imagen integral, que abarque factores desde la vestimenta, hasta la identidad y el compromiso.
La forma de vestir es una de las piezas que conforman la carta de presentación de los profesionales y una de las más determinantes a la hora de triunfar en una compañía. Sin embargo, hasta el vestuario más exclusivo no tiene sentido si la actitud de quien lo porta no proyecta liderazgo y personalidad.
Pensar en un estilo profesional, basado en una identidad propia, acorde a las competencias que se subrayarán como fortalezas profesionales, además del estilo o look propio, forma parte de una construcción estratégica de aquello que se ha propuesto proyectar.
Por ello, la elegancia, sobriedad, versatilidad, proactividad y profesionalismo de una persona, se verá -sin duda- reforzada en su indumentaria. No obstante, enfatizan los expertos, la indumentaria será sólo un complemento, que deberá ser utilizado como un plus, sin que reste importancia a las capacidades y actitud de quien los porta.
La seguridad y confianza que proyecte un profesional, deberá venir respaldada por sus logros académicos, no por la marca o el color de ropa que esté usando.
En definitiva, la importancia de mantener una buena imagen personal, radica en que será ésta la guía que conducirá a una correcta imagen profesional. Está comprobado que una persona que proyecta habilidades de liderazgo y seguridad, combinadas con una buena presencia, logra cautivar a sus colaboradores y, por ende, lograr las metas y objetivos que se proponga.
CINC, Centro de negocios y Asesoría de empresas
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